De eso, de lo otro y de aquello también. Información, investigación y difusión. BLOG VITAE.

9 de julio de 2008

Tute // Tablero, cámara y mucha acción

Juan Matías Loiseau, un poeta del humor gráfico, hijo del dibujante humorístico Caloi y artista inquieto. Con 34 años ya lleva más de diez dibujando, realizó dos cortos cinematográficos, escribió dos libros de poemas y ahora va por la música. Admirador de Fontanarrosa, el voyeur de la vida cotidiana le dio vida a Batu, su nuevo personaje para la tira del diario La Nación.

¿Siempre tuviste claridad de que querías dibujar humor?
Siempre tuve claro que quería ser humorista gráfico. Vengo de una casa con un padre humorista gráfico y una madre artista plástica así que desde muy chiquito entendía y creía que lo que uno dibujaba era natural que al otro día saliera publicado. Recuerdo que siendo muy chico mi viejo publicaba la tira de Clemente en blanco y negro y desde el colegio citaron a mis padres porque estaban preocupados porque yo no usaba los colores en los dibujos, para mí los dibujos eran blanco y negro.
¿Te incentivó tu papá para que dibujaras o trató de que hicieras otras cosas?
Siempre fui muy estimulado de chico con respecto al tema de la expresión a través del dibujo y la pintura. Mi vieja tenía un taller en Adrogué donde se dictaban clases de alfarería, de pintura y de grabado. Con mis hermanos participábamos de todos los cursos. Nunca me faltaron papeles y lápices para expresarme.
¿Tus hermanos también son artistas?
Sí, mi hermana es fotógrafa y hace cine y mi hermano es músico. En nuestra familia al que salía abogado o contador lo echaban. (risas)
¿Cómo fue durante tu niñez ser el hijo del dibujante de Clemente en pleno éxito?
El estallido de Clemente fue en el mundial de fútbol del 78 y en el 82 resurgió con la aparición de los micros en la televisión. Dos épocas en las que yo era chico y transitaba la primaria. Fue tranquilo, no me trajo problemas y lo hacía jugar a mi favor. Era un poco hincha pelotas lo de “vos sos el hijo de Caloi”, me pedían dibujos de mi viejo y empecé a sacarle provecho a la situación porque me molestaba un poco tener que pedirle a mi viejo los dibujos. Entonces los cambiaba por figuritas, hasta que los empecé a hacer yo.
¿Te salían bien?
Sí, me salían muy bien. Todavía lo sigo dibujando, lo que pasa es que hago un modelo viejo de Clemente, un modelo ochenta.
Retro
Si. (risas)


¿Hacer humor con todos los temas es fácil o se te complica con alguno?
En general hago humor con aquello de lo que tengo ganas de hablar y las cosas que tengo ganas de expresar tienen que ver conmigo, con mi forma de ser. Hay chistes que no haría, no por una cuestión ética, sino porque no me salen, porque no serían míos y no me sentiría reflejado. Las limitaciones son las propias.
¿El medio en el que publicás te limita?
Uno sabe que publicando en un medio tenés limitaciones naturales, las que te impone el medio. Así yo me sintiera expresado en un chiste subido de tono en cuanto a la temática, no se, sexual o un chiste pornográfico, se que La Nación no es el lugar apropiado para publicarlo. Eso hace también que uno teniendo que trabajar todos los días enfoque el material dentro de la misma línea.
¿De qué te nutrís para hacer los chistes? Situaciones, sueños, comentarios...
Lo que más me gusta hacer es observar episodios propios y ajenos. Me gusta mucho ver como se mueve la gente, las conductas, el cambio de esas conductas cuando se cambia de entorno. Una cosa es en la familia, otra con los amigos, esas son las cosas que me fascinan indagar. También la perplejidad de las dudas, me gusta que el humor no sea una respuesta sino que sea la expresión de esa duda. Que planteé una duda, un interrogante, más que una certeza o algo cerrado. En ese sentido me parece que son parientes el humor gráfico y la poesía, que operan mecanismos similares.
¿Cómo hacés para preparar tus dibujos todos los días?
Vivo anotando, cada vez que tengo una idea la anoto. Paso muchas horas frente al tablero, estoy constantemente bocetando ideas y buscando.
¿Primero es la idea y después el dibujo o puede ser al revés?
En general es primero la idea y después el dibujo, pero me ha pasado no encontrar la idea y empezar a garabatear libremente y a través de ese dibujo inconsciente quizás surge una idea. Es otra manera de abordarlo. Con el camino inverso salen cosas muy interesantes, suelen ser mucho más fuertes gráficamente, estarías definiendo esa idea a través de un dibujo y no de un diálogo, eso es muy interesante.
¿Qué te provoca saber que hay muchísima gente que disfruta y se divierte con tus chistes?
Me hace sentir muy bien, me gusta mucho saber que eso que hago a alguien lo modifica mínimamente por un rato. Es un poco el sentido de lo que uno hace. Lo hago porque me gusta y me da mucha alegría saber que a alguien le sirve. Yo necesito hacerlo, preciso esa vía de expresión y si eso además tiene eco en la gente y gusta mucho mejor.
¿Después de tanto tiempo de hacer lo mismo, cada vez es más simple o se vuelve complejo?
Se van produciendo nuevos desafíos. Es cierto que con los años uno logra cierta cintura, cierta tranquilidad, no tengo más el fantasma de la idea que no llega nunca. Ese fantasma ya no está porque ya van más de diez años que trabajo en esto y todos los días se me ocurre una idea, jaja. Los nuevos desafíos implican nuevas búsquedas, traen cosas nuevas y es parte de lo entretenido, sino sería aburrido.
¿Te reís más de vos mismo o de los demás?
Las dos cosas, me río mucho del resto y me río mucho de mí. Puede ser que me divierta mucho con esto de la observación de los mecanismos de la gente y sus conductas.
De la previa de tu trabajo...
Sí, eso me divierte mucho. Soy como una especie de voyeur de la vida cotidiana.
¿Cómo era tu relación con Roberto Fontanarrosa?
Era muy buena, lo quería mucho al negro, lo sigo queriendo mucho.
¿Lo conociste desde chico?
Si, desde que nací. Al principio era como esa especie de tío que viene de vez en cuando con el que te divertís, siempre un tío viene con tiempo y fuerzas a estrenar. Nos íbamos de veraneo juntos las dos familias. Jugábamos con mis hermanos y él, los tres en su contra, después fueron pasando los años y empecé a dibujar con fruicción al Inodoro Pereyra, me encantaba. Me gustaba la facilidad que tenía para dibujar Fontanarrosa, tenía una manera única que no la ví en otro tipo. Todo era distinto, como agarraba el marcador, el tamaño en que dibujaba, la facilidad y la velocidad impresionante. A mi eso me deslumbraba entonces me sentaba al lado de él a dibujar al Inodoro Pereyra. Mis primeros personajes de aquella época, tenía diez años, eran personajes narigones con brillito en la nariz y uñas caladas como le hacía él a sus personajes.
Había una mezcla de familiaridad con admiración y seguí creciendo y me transformé en un humorista gráfico así que más aún, ya ahí recuerdo claramente devorarme los libros de Fontanarrosa pero estudiándolos, analizando los mecanismos que utilizaba para generar los chistes. Ese es mi recuerdo de él.
Admirador nato
Si, me gustaba mucho como dibujaba y sus textos desopilantes. Es una mezcla de cariño y..., era un tío, que además se dedica a lo mismo que vos y es el inventor de muchas de las cosas que uno hace.
¿Con tu papá cómo es la relación?
Con mi viejo siempre tuve una buena relación, amistosa, normal como un padre y un hijo pero sumado a que los dos nos dedicamos a lo mismo entonces tenemos esa conexión a partir del dibujo, los proyectos y los berretines.
¿Cuándo comenzaste fue sobreprotector?
En absoluto, es más, yo a veces le recrimino cómo me dejaba hacer esas porquerías que hacía, dejándome tranquilo a mi creyendo que eso era bueno. Lo que hizo siempre fue darme mucha libertad. Me sugirió que estudiara en la escuela de Garaycochea, cosa que hice. Me dejó que yo fuera encontrando mi propia línea, mi propia voz y si bien me llevó mucho tiempo porque la influencia de mi viejo fue muy grande durante muchos años, con el tiempo me fui despegando.
¿Qué admirás de él?
Muchas cosas, pero una de las que más admiro es la posibilidad de mantenerse al margen y dar libertad, una cosa que no es sencilla siendo padre. Hoy que soy padre me doy cuenta de eso. Hay que tener mucha humildad para poder correrse y dar un paso al costado y más aún siendo tan conocido y con tanto camino transitado en esta profesión.
¿Y de vos?
La inquietud. Es una cosa que me gustaría no perder nunca, las ganas de hacer cosas que no siempre tienen que ver con el dibujo. Ahora estoy preparando un proyecto musical.
¿Además de los cortos que hiciste, ahora también música?
Si, jaja esta es una nueva faceta.
¿Con tu hermano?
No. Yo soy un pésimo músico así que lo que hice fue juntarme con amigos que saben de esto y es gente a la que quiero y admiro. Uno es Hernán Lucero, cantante de tango e Irupé Tarragó Ros, una pianista, cantante y compositora de folklore. Se me ocurrió producir un disco de tangos juntando a ellos dos, hasta que la idea se convirtió en un proyecto musical que se llama Hotel Buenos Aires, que tiene un texto y canciones mías, canciones de Hernán, otras de Irupé y algunas ajenas. Va a ser un disco y habrá una serie de shows para octubre muy probablemente en el Centro Cultural Konex junto a un nuevo libro mío que estoy preparando que será temático y probablemente se llame Tute para parejas.
¿En qué etapa está el proyecto?
Terminando, en la etapa final de la parte artística.
En cine estas preparando un largo
Si pero va a tener que esperar porque estoy con demasiadas cosas. El guión está bastante avanzado es un drama con pinceladas de humor. Una linda historia que en algún momento me gustaría filmar. Pero por ahora estoy con Batu y todos sus amigos.
¡Claro nació Batu!
Nació Batu y eso implica dedicación.

¿Cómo nació Batu?
Batu nace desde el deseo de hacer una tira que tuviese un personaje que se repitiera. Era algo que nunca había hecho y siempre había soñado. Desde muy chico armaba personajes y les ponía nombres y me acuerdo que mi viejo me decía: “bueno ahora hay que ponerlo a trabajar a ese personaje”, y ahí se ponía complicado.
Pasé por un montón de tiras fallidas hasta que encontré a este personaje que me terminó de convencer y también al diario para que lo publicara. Arranqué sin saber muy bien adonde iba, tenía algunas ideas pero en realidad todos los días voy diseñando el presente de Batu.
Lo que me atrae mucho es la idea de un personaje que vive entre la vigilia, el sueño y la fantasía que tienen los chicos. Eso de imaginarse mundos distintos y convencerse de eso y vivirlos. Es un pibe con ese vuelo poético de la imaginación y de estos universos de fantasía.
¿Cómo fue que te enganchaste con el cine?
Siempre me gustó mucho el cine. Fue una revelación entender que yo también podía hacer alguna peliculita. Ese momento para mi fue mágico, me dije ¿y si me pongo a hacer esto?. Después de la revelación vino el cómo hacerlo. Entonces me metí a estudiar un poco cine y apenas tuve los rudimentos más básicos para poder filmar algo, armé un equipo y me largué.
¿Y cómo fue?
Me encontré con todas las grandes diferencias que tiene el cine respecto del humor gráfico pero también con algunas similitudes. Como los enfoques, los encuadres, escribir un guión para un personaje, aunque ese personaje del cine es una persona.
Pasaste del trabajo individual al de equipo
Sí, fue fascinante abandonar momentáneamente la soledad del tablero y relacionarme con un equipo de trabajo grande y filmar diez horas por día.
¿Algún otro proyecto para este año?
Una exposición que estoy armando para España en noviembre junto a mi viejo llamada En
el nombre del Padre, del hijo ... y otra mía para Rosario en noviembre.
¿Hay algo de todo lo que hacés que no podrías dejar de hacer nunca?
Dibujar y escribir.
¿Y qué hubieras podido ser si no fueras lo que sos?


Psicoanalista. No tendría la paciencia para hacerlo pero lo que me interesa del psicoanálisis es la búsqueda del inconsciente que tiene similitudes con el humor gráfico y con la poesía. Esta cosa de que una palabra pueda esconder a otras, que en una palabra estén encerrados otros sentidos me atrapa. También futbolista, me encanta el fútbol aunque nunca hubiera tenido ninguna chance profesionalmente. Entonces pago y juego.

Para revista BK mauo 2008.