Alguien dijo alguna vez que la animación en plastilina es el medio perfecto para plasmar las emociones humanas. Quizás ese sea el motivo por el cual Viaje a Marte lleva ganados más de 30 premios en todo el mundo.
¿Por qué Stop motion?
La verdad no sé. La plastilina es fantástica porque permite hacer casi cualquier cosa. Se pueden reproducir personas, objetos, de todo. No hay límites para la imaginación. Estudié todas las técnicas de animación y con la que más me enganché fue con los muñecos de plastilina. Siempre me gustó mucho la animación de muñecos, cuando era chico no había mucho de eso y me re colgaba, me llamaba mucho más la atención que cualquier otro tipo de imagen. Ahora hay muchísimo más para ver, tanto en Estados Unidos como en Inglaterra, que es uno de las grandes productores de Stop motion del planeta.
La pixelación. Se hace con actores a los que se anima cuadro por cuadro, es como una rama del stop motion. Se pueden animar objetos, por ejemplo una taza de café, moverla cuadro a cuadro y sacarle fotos.
¿Cuánto tiempo te llevó realizar Viaje a Marte y cómo surgió la idea?
Dos años. La idea es de Mario Rulloni, amigo y guionista de la película. La historia está basada en una vivencia de la infancia de él y que sirvió como base para el desarrollo de esta historia fantástica. Tiene el poder de la fantasía de un chico y porque no de un grande también. En lugar de querer conocer California, como le pasó a Mario de chico, Antonio, el personaje quiere conocer Marte. Cambiamos el destino porque al tratarse de animación la idea es justificar de la mejor manera posible la técnica ya que no contás con las limitaciones que tenés en una filmación real. El destino se convertía en algo más exagerado e interesante.
Sí, el guión llevó de tres a cuatro meses, igual a los dos meses comenzamos a hacer las maquetas de lo que iba quedando.
¿Las maquetas las arman ustedes también?
Sí, con mi mujer Silvina que hizo varios talleres de arte y conoce muchas técnicas para modelar y para crear objetos. Alejandra, la mujer del guionista, también ayudó en la producción.
¿Fue filmado en forma cronológica?
No, fue hecho de la manera más cómoda. Cuando se armó la maqueta de Marte filmamos a Antonio de chico y su vuelta de grande, por ejemplo.
Si, y voluntad. Es difícil sostener algo que estás produciendo vos mismo durante dos años. Muchas veces pensamos que no íbamos a poder superar algunos obstáculos, sin embargo se fueron resolviendo. Durante gran parte del proceso, yo trabajaba medio día como dibujante en Clarín y cuando llegaba a casa me ponía a trabajar con la película.
¿Es cara la Stop Motion?
No es más cara que la animación en 3D o en dibujo, siempre hablando de calidades equiparadas. La animación sale lo que sale por todo el trabajo que implica y el tiempo que lleva. Requiere de mucha calificación del equipo que la realiza.
Todos los protagonistas tienen partes de látex y parte de plastilina. El cuerpo, lo que se ve como ropa, es látex. Los hicimos así para hacer más complejos los personajes, porque si eran todos de plastilina se hacía muy difícil y se necesitaba hacer mucho retoque y preparación para cada cuadro. Cada vez que tocas el muñeco se marca, se deforma o se mezclan los colores.
¿Para las voces, tenían ideados primero los personajes o pensaron en las voces antes?
Una vez que tuvimos todos los personajes y de acuerdo al tipo de historia que queríamos contar nos pareció que lo ideal era que las voces fueran lo más naturales posibles. Por eso buscamos personas que se asemejen a las características del personaje y no actores tratando de imitar.
Las voces fueron un hallazgo....
Si, verdaderamente. La maestra es la típica maestra argentina y se nota, no podía ser de otra manera.
En realidad nosotros siempre confiamos en el proyecto, aunque antes de empezar a filmar lo presentamos en muchas becas y no tuvimos suerte con ninguna. Eso nos hizo dudar un poco, pero la suerte cambió con el trabajo terminado.
Ese clima de set de filmación típico del cine no está en la producción del cine de animación. ¿Qué tiene de pro y qué de contra?
Generalmente no tiene nada que ver con el set del cine tradicional. En el cadáver de la novia o en Wallace y Gromit, grandes producciones, se trabaja con un animador y un asistente, también alguien de iluminación pero no más movimiento que ese. Falta clima de set pero no es malo.
No sé. Yo hago lo que me gusta y punto. Se está haciendo bastante, hay muchos trabajos independientes y cuesta que esa animación llegue a los grandes medios. Los medios no invierten en animación, no compran animación. Telefé me pidió Viaje a Marte para el programa de cortos y no se lo di. Fueron dos años de trabajo y de mucho esfuerzo, para darlo así porque si.
¿Cómo fue que la Fundación Huésped te encargó un corto para una campaña de prevención?
Me dijeron “tenés que tocar tales y tales temas”. Los respeté y hubo buena onda. Tuve total libertad y el corto por suerte parece que gusta. No queríamos caer en un sermón, aunque el mensaje finalmente fuera una recomendación. Sólo elegimos mostrar cosas que pasan en la realidad. Había poco tiempo, así que los muñecos que usamos son muñecos rígidos, con soporte de alambre y tela, casi sin rasgos, y con una bola de madera como cabeza. Fue todo un desafío: muñecos sintéticos y escenografía básica.
Probar cosas nuevas, quizás combinar actores y animación. Ahora estoy haciendo publicidades, siempre estoy escribiendo y anotando ideas pero nada propio por el momento.
¿Quiénes son tus referentes?
Bill Plinton, un norteamericano que hace animación de cortos y largos independientes, humor disparatado y anti hollywod. El mismo vende sus dvds en los festivales. En largos la persona que más admiro es el japonés Hayao Miyazaki, director de El Viaje de Chihiro.Algo de Tim Burton, igual los largos animados no me fascinan, no si la animación es el mejor formato para un largo. El cine animado existe por el mercado infantil, que es muy grande. Con el tiempo eso está cambiando un poco y en los últimos años se puede pensar en la animación como algo que puede ver un adulto.
Viaje a Marte no la pensamos para chicos. Es más pensamos que a los chicos no les iba a gustar porque quizás hay mucho contado de manera visual y no explícita. Sin embargo parece que les gusta.
No, es más, el final es ambiguo y no se que les pasa a ellos cuando lo ven. Es un poco inexplicable lo que pasa con los chicos y Viaje a Marte. La ambigüedad no es para productos infantiles, sin embargo ganó muchos premios en festivales para chicos. Mucha gente me dice que la película les gusta por igual a los padres, a los hijos y a los abuelos.
Todos soñamos alguna vez, quizás es como dijo Juan Pablo al inicio de esta nota: “Viaje a Marte tiene el poder de la fantasía de un chico y porque no, de un grande también”.
La carrera del Director
Nació el 7 de abril de 1972 en Buenos Aires, Argentina.
Estudió dibujo en la adolescencia en la escuela de Garaycochea. Lo anotó su papá, después se enganchó. Quería ser humorista gráfico.
Intentó comenzar a estudiar Cine en el Instituto del Cine, pero rebotó.
Quiso estudiar cine en el Instituto de Cine de Avellaneda, pero se quedó sin vacantes.
Terminó estudiando Cine de Animación.
Egresó del Instituto de Cine de Avellaneda como Director de Cine Animado.
Comenzó su carrera haciendo animaciones para publicidad.
Colaboró con el diario Clarín haciendo ilustraciones e infografías, algunos de estos trabajos obtuvieron numerosos premios de la Society of News Design (SND) y Malofiej (España), entre otras instituciones.
Realizó los cortos animados: El desafío a la muerte (2001), El espejo tiene mil caras (Nickelodeon 2001), El Guante (2001), Viaje a Marte (2004), Sexteens (Fundación Huésped 2006). www.zaramella.com.ar
Para revista BK. mayo-junio 2006