Voyeurismo, seducción y masturbación compulsiva y exhibicionismo, son algunas de las prácticas adictivas de las personas que sufren esta enfermedad. Sus conductas les pueden provocar dificultades laborales, problemas económicos, trabas para relacionarse, conflictos judiciales, enfermedades venéreas o sida, y en ocasiones, la muerte. La sexualidad forma parte de la naturaleza del ser humano, pero cuando se convierte en una prioridad que obstaculiza la vida diaria, se convierte en sexo adicción.
Enrique tiene 42 años y está en tratamiento hace siete, cuando tenía diez encontró a su hermano mayor y a su hermana menor en una práctica sexual muy comprometida. El cree que eso lo marcó y originó el inicio de sus primeras conductas obsesivas: voyeurismo y masturbación compulsiva. Recién a los 35 buscó ayuda. Llegó a la comunidad, como llama al grupo de Adictos Sexuales Anónimos al que pertenece, desesperado por sus fantasías incestuosas.
Según el sexólogo León Gindín “la parafilia es una alteración en la forma de amar, estas alteraciones se ven mucho mas en varones que en mujeres, ya que la sexualidad masculina tiene un grado de libertad que la hace más primitiva que la femenina”.
Según el sexólogo León Gindín “la parafilia es una alteración en la forma de amar, estas alteraciones se ven mucho mas en varones que en mujeres, ya que la sexualidad masculina tiene un grado de libertad que la hace más primitiva que la femenina”.
La adicción se alimenta de la negación que permite seguir practicando esas conductas y la tocada de fondo hace que la persona tome contacto con la realidad hasta la próxima práctica adictiva. “No podes detenerte, llevas una vida ingobernable. Después del placer sobreviene el vacío mas horroroso y la vergüenza”, asegura Enrique.
La angustia y el vacío se canalizan por la vía sexual de manera perversa, “al no poder parar pensaba que la vida no tenía sentido, ver que el fantasma de mi relación incestuosa aparecía incluso en mis relaciones sexuales con alguna pareja, me hizo decidir que tenía que hacer algo para cambiar”, sigue contando.
La angustia y el vacío se canalizan por la vía sexual de manera perversa, “al no poder parar pensaba que la vida no tenía sentido, ver que el fantasma de mi relación incestuosa aparecía incluso en mis relaciones sexuales con alguna pareja, me hizo decidir que tenía que hacer algo para cambiar”, sigue contando.
Buscar compulsivamente una pareja tras otra para salvarse de la soledad, es común en los adictos, como también la idea del suicidio. Esther, otra adicta al sexo, cuenta que a cada hombre que conocía lo consideraba el hombre su vida, “era un autoengaño y cuando el momento pasaba, la angustia me hacia fantasear con la idea de matarme”, dice. La mujer participa de los grupos desde el 95, hoy tiene 55 años y asegura que antes de la recuperación no podía mirar a la gente de frente. “Ahora no tengo mas nada que ocultar, fue pasar de la vergüenza a la gracia”, comenta.
Si bien las alternativas de tratamiento son varias, incluyendo terapia psicológica, psiquiátrica y medicamentosa que disminuyen el deseo sexual, según el Dr. Gindín los grupos de autoayuda son los que mejor funcionan para combatir la adicción. Estas agrupaciones fueron creadas en Argentina en los años noventa por un par de jóvenes adictos que no superaban los 20 años, aunque en Estados Unidos ya funcionaban con anterioridad. El sistema de Adictos al Sexo es muy similar al de Alcohólicos Anónimos. Los hombres y mujeres que conforman los cuatro grupos organizados que existen en Buenos Aires, comparten sus experiencias y se fortalecen para superar la dependencia sexual compulsiva. El único requisito para ser miembro es reconocer que se tiene una conducta sexual incontrolable. La meta de estas personas es llegar a tener una sexualidad sana y ayudar a otros a liberarse de la adicción.
Para rebatir la idea que une estas prácticas como consecuencia de la oferta de pornografía en internet, el sexólogo dice: “Adictos sexuales hubo siempre, antes de la televisión y de internet, la pornografía no contagia, lo que pasa es que mediante la red, los adictos logran un medio de canalización”. Las imágenes y la diversa cantidad de material porno en la red, son el anzuelo perfecto para las personas que padecen esta enfermedad.
Cuando el sexo deja de ser placentero y gratificante para convertirse en la búsqueda descontrolada de relaciones ocasionales, que sólo terminan profundizando culpa, angustia y depresión, algo funciona mal y es señal de que es necesario buscar ayuda.
Los grupos cuentan con un cuestionario que sirve como un test examinador para que las personas que intuyen que sus conductas sexuales rozan la compulsión y la obsesión, puedan entender que les sucede, y así, buscar ayuda.
Si bien las alternativas de tratamiento son varias, incluyendo terapia psicológica, psiquiátrica y medicamentosa que disminuyen el deseo sexual, según el Dr. Gindín los grupos de autoayuda son los que mejor funcionan para combatir la adicción. Estas agrupaciones fueron creadas en Argentina en los años noventa por un par de jóvenes adictos que no superaban los 20 años, aunque en Estados Unidos ya funcionaban con anterioridad. El sistema de Adictos al Sexo es muy similar al de Alcohólicos Anónimos. Los hombres y mujeres que conforman los cuatro grupos organizados que existen en Buenos Aires, comparten sus experiencias y se fortalecen para superar la dependencia sexual compulsiva. El único requisito para ser miembro es reconocer que se tiene una conducta sexual incontrolable. La meta de estas personas es llegar a tener una sexualidad sana y ayudar a otros a liberarse de la adicción.
Para rebatir la idea que une estas prácticas como consecuencia de la oferta de pornografía en internet, el sexólogo dice: “Adictos sexuales hubo siempre, antes de la televisión y de internet, la pornografía no contagia, lo que pasa es que mediante la red, los adictos logran un medio de canalización”. Las imágenes y la diversa cantidad de material porno en la red, son el anzuelo perfecto para las personas que padecen esta enfermedad.
Cuando el sexo deja de ser placentero y gratificante para convertirse en la búsqueda descontrolada de relaciones ocasionales, que sólo terminan profundizando culpa, angustia y depresión, algo funciona mal y es señal de que es necesario buscar ayuda.
Los grupos cuentan con un cuestionario que sirve como un test examinador para que las personas que intuyen que sus conductas sexuales rozan la compulsión y la obsesión, puedan entender que les sucede, y así, buscar ayuda.
Algunas de las preguntas son:
· ¿Guardás secretos sobre tus actividades sexuales? ¿Mantenés una doble vida?.
· ¿Tus necesidades te han llevado a tener sexo en sitios o con gente con las que normalmente no te involucrarías?.
· ¿Te sorprendes a vos mismo buscando artículos o escenas sexualmente excitantes en periódicos, revistas u otros medios de comunicación?.
· ¿Te diste cuenta de que tus fantasías románticas o sexuales causan problemas en tus relaciones o que te prohíben enfrentarte a tus problemas?.
· ¿Con frecuencia te querés alejar inmediatamente de una pareja sexual después de haber tenido relaciones con ella?
· ¿Sentís remordimiento, vergüenza o culpabilidad después de un encuentro sexual reiteradamente?.
· Tus actividades sexuales, ¿necesitan cada vez mayor variedad y frecuencia sólo para sentir los mismos niveles de excitación y alivio?
· ¿Te han detenido alguna vez, o hay peligro de arresto, debido a tus prácticas de voyeurismo, exhibicionismo, prostitución, sexo con menores de edad, llamadas telefónicas obscenas, etc.?
· Tus actividades sexuales, ¿incluyen riesgos de contraer enfermedades de transmisión sexual, amenazas, o embarazo, coacción o violencia?.
· ¿Tus necesidades te han llevado a tener sexo en sitios o con gente con las que normalmente no te involucrarías?.
· ¿Te sorprendes a vos mismo buscando artículos o escenas sexualmente excitantes en periódicos, revistas u otros medios de comunicación?.
· ¿Te diste cuenta de que tus fantasías románticas o sexuales causan problemas en tus relaciones o que te prohíben enfrentarte a tus problemas?.
· ¿Con frecuencia te querés alejar inmediatamente de una pareja sexual después de haber tenido relaciones con ella?
· ¿Sentís remordimiento, vergüenza o culpabilidad después de un encuentro sexual reiteradamente?.
· Tus actividades sexuales, ¿necesitan cada vez mayor variedad y frecuencia sólo para sentir los mismos niveles de excitación y alivio?
· ¿Te han detenido alguna vez, o hay peligro de arresto, debido a tus prácticas de voyeurismo, exhibicionismo, prostitución, sexo con menores de edad, llamadas telefónicas obscenas, etc.?
· Tus actividades sexuales, ¿incluyen riesgos de contraer enfermedades de transmisión sexual, amenazas, o embarazo, coacción o violencia?.
La adicción al sexo es un fenómeno cada vez más frecuente, 9 de cada 10 adictos son hombres. Las edades varían entre los 18 y los 40 aproximadamente. La recuperación es lenta y no se habla de curación. A cambio, la promesa es una nueva vida, espiritualmente rica y lejos de conductas compulsivas que dañan, no sólo al enfermo, sino también a su entorno.
Fama de adicto
Por el año 1992 y pocos meses después de terminar la filmación de la película Bajos Instintos junto a la sensual Sharon Stone, el actor Michael Douglas debió internarse en un grupo anónimo de Adictos al Sexo y el Amor. Su esposa de ese entonces, Diandra, lo encontró metido en su propia cama con su mejor amiga. Para justificar la infidelidad que le costó un matrimonio de 18 años, la estrella confesó que padecía de adicción sexual. Su propia madre, la actriz británica Diana Dill, publicó un libro llamado "In His Arms" (Entre sus brazos), donde relata que entre 1943 y 1950 Kirk Douglas, padre de Michael, era un consumidor obsesivo de alcohol y drogas y que participaba en orgías sexuales con gente de la elite hollywoodense. Aunque Michael negó su adicción al sexo unos años después de su divorcio, parecería ser que los genes del actor, no sólo lo hicieron acreedor de talento, sino también de los vicios de su padre.
Para revista BK. marzo-abril 2005
Para revista BK. marzo-abril 2005