Chapas de metal y celuloide que se prenden en ropa, bolsos, mochilas y gorros, hablan sobre los gustos, ideas y sentimientos de los que las llevan puestas. Botones con gancho que muestran para afuera quiénes y cómo somos.
De la voz inglesa pin, se utiliza para designar una insignia, normalmente de reducido tamaño, que se puede sujetar mediante un enganche de varios tipos a la indumentaria en un lugar visible. Objeto redondo, pequeño y que tiene una imagen altamente significativa. Según el lugar geográfico puede llamarse pin, botón, prendedor, chapa o como sea. Es, en pocas palabras, un objeto universal que ocupa un espacio corporal provisto de recursos significativos.
Se puede ser moderno o no, ese no es requisito para llevar prendido un pin en algún lugar de la ropa. La variedad es amplia: musicales, cartoons, humorísticos, solidarios, ideológicos, cine, animé y otros. Los precios varían desde un peso hasta cuatro según el tamaño, diseño y lugar donde se venden. Hace bastante que pasaron a ser un complemento más, y principalmente una vía para expresar o decir algo sobre nosotros o nuestro pensamiento.Para quienes no encuentran el pin que los identifique, desean uno que no existe o algo muy especial, hay gente que los hace a gusto y piacere del solicitante. Piden el logo ó la imagen, los comentarios para la realización del diseño y listo. Por supuesto que se pagan un poco más que cualquier pin convencional, por el trabajo de diseño que lo convierte en una pieza única y super personal.
Aunque la gran movida pasó por los ochenta, actualmente se usan y se venden bastante. Es un objeto con un encanto especial, será por eso que no se tira. Se guarda o se colecciona. “Hace unos cuantos años llevaba en mi única mochila más de 15 pins, algunos se me rompieron y otros los fui sacando porque no me identificaban como cuando los había comprado, ya no los uso pero nunca pude tirarlos. Los tengo guardados junto con la mochila en una caja”, cuenta Paula Torres.
La moda es caprichosa y sus ciclos tienden a repetirse. De esto no se escapan los pins. Hoy que el vintage es protagonista, se pueden encontrar muchos con imágenes que rememoran viejas épocas o personajes, como
por ejemplo los de Popeye, Heidi, la Mujer Maravilla y marcas de productos que ya no existen o con la estética vieja, entre otros.
El espíritu de la chapa está vivo. "Aparte de ser un elemento estético, tienen mucho de autoafirmación y de dejar claro tus preferencias y tus gustos", dicen los artistas Rubenimichi, creadores de pins de Kiss, Michael Jackson y Pitita Ridruejo, sus hits. “Son algo así como un DNI de pertenencia a una determinada filiación estética, musical, cultural... y también funcionan un poco como contraseña para relacionarte con almas afines”, aseguran.
Para algunos artistas va más allá de la moda. “Son apenas unos centímetros cuadrados que no dejan lugar a la retórica y el esparcimiento", comenta Álvaro Sobrino, el responsable de la exposición Always Chapas (ver recuadro Arte en chapas). "En los pins la capacidad de síntesis es llevada hasta su máxima expresión. Es grafismo en su estado más puro. Aparte de su lado estético, ofrecen una interesante visión de la sociedad ya que recoge sus preocupaciones, gustos e intereses”, explica el artista.
El viejo refrán, Una imagen vale mas que mil palabras, parece casi hecha a medida para sintetizar el valor de los pins, ya que tienen una gran carga visual y sirven para expresar todo tipo de mensajes.“Los pins o chapas son mucho más que un elemento de diseño, y tanto en los ochenta como en la actualidad, contienen un mensaje que se identifica con el estado de ánimo, la personalidad y el entorno del portador. Aunque tampoco es necesario profundizar tanto. Si te gusta te lo prendés, y si no, no”, dice la gente de Sleepingcat.
“Si normalmente el diseño gráfico vende productos, la chapa vende identidades. Es una reivindicación de la personalidad de quien la lleva", argumenta Sobrino. Mayormente, la juventud se caracteriza por predicar a los cuatro vientos su ideología, su estado de animo y lo que quiere ser. Los pins supieron ser vehículos de esta comunicación en las décadas pasadas y hoy, renovados, resurgen con nuevos mensajes e imágenes, reflejo de estos y otros tiempos.
El coleccionista de pins
Hay quienes se los prenden y otros que no, que prefieren guardarlos o mostrarlos. Marcelo Tejera es uruguayo y tiene alrededor de 100 pins. La mayoría son de la casa de comidas rápidas Mc Donal´s donde trabajó y comenzó su hobby. “Empecé a coleccionar porque necesitaba un pasatiempo. Estudio y trabajo y necesitaba dedicarle un poco de tiempo a una actividad que no fuera demandante”, cuenta Marcelo.No los usa, los encuadra y los muestra a través de la web (www.geocities.com/m_tejera/mckelopins.html), lo que le hizo hacerse amigos por todo el mundo. “Me gusta coleccionarlos, además porque me da la posibilidad de conocer gente nueva, que comparte mis gustos y que si no fuera por este pasatiempo en común que tenemos, jamás los hubiera conocido”. Su frase preferida es: “Si tenés algún pin y no sabés que hacer con él, mandámelo y formá así, parte de mi colección”.
Arte en chapas
En España se realizó en noviembre el Always Chapas, 999 chapas de autor. La gente de Visual (www.visual.gi/index2005.htm), magazine de diseño, creatividad gráfica y comunicación, fue la encargada de esta exposición colectiva que propuso a diseñadores, artistas e ilustradores, crear iconos representativos que luego fueron plasmados en chapas y expuestos en una muestra en el Pabellón SIGN 2006 en Madrid. El resultado: 999 modelos diseñados especialmente para el evento por más de 300 artistas. Y un pequeño libro editado por Blur.En Londres, capital del país de origen de los pins, desde hace tres años se realiza el Stereohype Button Badge Design Competition, evento mundialmente reconocido en el diseño de pins. Está organizado por Stereohype (http://www.stereohype.com/), y se premian los mejores diseños para pins circulares.
Para revista BK. enero-febrero 2007